¡¡ Y dicen los que mandan, otros no podrían ser, que esto es España (yo añado: o lo que queda de ella)!!.
Algún paisano mío, de los del humor tan retorcido como el de un fallero, pongamos por caso, se “arrancaría” –como diría un andaluz- con una frase satírica: “CHE…DE CINE, CHE”, mientras expresaría con su cara una sonrisa, de las que, el que las ve, no sabe si acordarse de su padre o de su madre, la maldad es manifiesta, no existe la posibilidad de error: ¡se está quedando con el personal!.
Un castizo madrileño, remataría: “San pasao, los colegas….”.
Yo les cuento y ustedes apostillan como les apetezca:
Esta mañana, a pesar de ser domingo, me he desplazado hasta la frutería para comprar unos tomates. La hora sobre las once y media de la mañana, según el reloj de Cuco, del salón de mi casa.
Para situarles, tengo que decir que vivo en una barriada, pretenciosa, y en su inmensa mayoría de chalets; viviendas unifamiliares y adosadas o pareadas, es decir que valían pesetitas de las antiguas y con toda modestia aseguro que los moradores son gente normal trabajadora, dentro del segmento de llegar a “fin de mes”, algún pastoso también hay. Como en toda ciudad dormitorio, con un campo de golf interior, pegada al mar y en un enclave de película de residencial americana del norte. Es decir muy extensa en superficie, dispone solo de dos centros en los que se agrupan, los comercios, los bares, las cafeterías, los restaurantes, etc, y en una plaza próxima, a uno de ellos, junto a la farmacia, los domingos por la mañana, tenemos mercadillo, delicia de las señoras y residentes, paseo obligado para mayores pequeñitos y militares sin graduación, se diría antes, ahora: “un sitio guay”.
Moverse por las calles de la zona en festivo, no es mas complicado que cualquier otro día. La única diferencia existente estriba, en que los moradores están, que el resto de la semana de lunes a viernes, tan solo regresan a su hogares por la noche. La composición de los “inclitos”, se la pueden imaginar: gente muy joven, niños a barullo – y luego dicen que no se reproducen los españoles- matrimonios (y algún que otro arrejuntado) y mucha tercera edad, celtiberica y extranjeros, los últimos por éste orden: suecos, ingleses, alemanes y algún francés que se ha equivocado, porque echa pestes de la cantidad de kilómetros que hace para venir de la dulce France.
De repente mi carroza se ha tropezado con tres señoras tapadas desde la cabeza hasta los pies con chilava y el consabido yihad, detrás como si las estuviera “pastoreando” el magrebí de turno, no se han apartado al paso del vehiculo y me han llevado a paso de salida de la mezquita hasta que les ha apetecido. Me ha dado tiempo a comprobar que mi tranquila barriada solo visitada por los “chorizos” rumanos (hablo sin presunción, por lo que manifiestan los guardias), de uvas abrevas, estaba invadida por muchas mujeres todas igualmente vestidas y tapadas que en grupos de cinco o más, recorrían las calles parándose en cada grupo de contenedores de basuras y rebuscando en ellos.
La vista no es nada agradable y menos recomendable. Es cierto que cualquier persona tiene derecho a recorrer el país y mi barrio está dentro, o estaba, porque la sensación que he tenido, por un momento era que me encontraba en Marruecos. Pero en el recóndito, en el que nada ha cambiado y parece que estas en el año 900 de nuestra era. ¿Qué más cosas le pueden pasar a éste país?
En alguna otra ocasión les he mencionado los problemas que una población ficticia está trayendo a algunas poblaciones del sur del país, receptora de mano de obra y los comentarios que las personas que por sus trabajos tienen que vérselas con esas otras personas hacen, casualmente ninguna buena.
El análisis final es que vamos de mal en peor. Usted ponga el suyo.
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