Su majestad el balón, ha traído muchas cosas buenas y otras tantas malas a la sociedad.Buenas, que recuerde la máxima principal del deporte: “¡Donde hay una pelota, no habrá droga!. Efectivamente así es, en el mundo del deporte puro, hasta que aparecieron una serie de iluminados con bata blanca que quisieron caminar por el borde mismo de la carretera y el resultado de su osadía es que han dado mas de un paso fuera de ella. La que está mas de moda: los anabolizantes y las trasfusiones. En su momento y cuando saltaron todas las alarmas en el deporte de Bahamontes, escribí y dije en el “cuadrito” que quienes recurrían a éstos métodos, no eran deportistas, “eran esclavos de la bicicleta”. La misma frase es aplicable a cualquier otra disciplina deportiva, la droga mata, es necesario recalcarlo otra vez y a pesar de ello nos encontramos con el problema de los cambios de sexo en algunas que fueron grandes figuras en los países del Este. O con el suicidio, un ciclista italiano, el pasado año, y así podríamos estar repitiendo una lista desagradablemente larga.
Por el contrario los que han jugado limpio, se enfrentan a un panorama, duro, pero prometedor. Hay quien de la nada pasa a estrella, por la gracia del balón. El último y mas señalado Messi, pero no olviden éste nombre Canales, un dieciocho añero, que lleva camino de crak. Tiene un pero, la ambición lo puede dejar en promesa. Éste su primer año con los “mayores”, el chaval ha hecho algunas cositas “muy aseadas” en el campo, ya están revolucionadas todas las secretarías técnicas de los grandes clubes de Europa, no solo los de España. Parece que será el Madrid, el que se llevará el gato al agua. ¡Poderoso caballero Don dinero!. Pero el papa de la criatura que es su agente ¿ha pensado en la plantilla del equipo de Florentino…….Con Bencema, Raul, Granero, Gago, uno de los Diarra, Vander Var, chupando banquillo. ¿Cuando va a jugar el niño?. Siempre se ha dicho que los grandes eran los que mas jugadores estropeaban y es una verdad de Perogrullo. Si se dedican a fichar, a destajo,¿ cuando darán oportunidades a los de la casa?. Porque los entrenadores que piden más que el Ministro de Hacienda, a la hora de dar la lista para el partido oficial: sota, caballo y rey; los de siempre. ¿Cualquiera se enfrenta al Presidente y al Director General, que se han gastado los duros trayendo a fulanito y prengañito.
En el colmo de sus desvaríos hay jugadores de primer nivel que los tienen en la grada, o porque no los han fichado ellos, o por que no les entra por el ojo. Hay un caso que es de juzgado de guardia, cito uno como ejemplo. Me refiero al gigantón del Valencia, Zigic, el internacional serbio, que cada vez que juega cumple; en el último partido en La Coruña, marco dos goles. Lleva en el Club dos años, el primero lo largaron en el mercado de invierno al Racing de Santander, cedido y metió 13 goles. Éste año es el eterno suplente, pero para mas “masoca” estuvieron buscando otro delantero.
Hay directivos y entrenadores que merecen tener que pagar de sus bolsillos particulares, tales manías, al final calamitosos despropósitos. No conviene olvidar lo que dicen los mal intencionados del deporte de la patada, que con sonrisa conejil dicen: “claro si no hay fichajes y ventas, no hay comisiones y como ahora desde el presidente hasta el que ruega el campo son todos empleados pues……….”. Para su mal, manejan los millones que pasan todos por sus manos y oficialmente no son como los alcaldes del franquismo que cobraban un 2% del precio de las obras que hacían.
Jacinto Quincoces, el emblemático e histórico futbolista y luego entrenador de máximo cartel, una noche tomando café después de la cena, me decía: “el futbol es fácil, lo complicamos los entrenadores”. ¡Cuanta razón tenías Jacinto!. Ahora, como han cambiado las cosas hay que añadir y los Directores Generales y los Secretario técnicos y hasta los Presidentes. Cabe la frase del Salvador a la mujer pública: “El que esté limpio de pecado que tire la primera piedra”. En el mundillo del “balón pié”, como dirían los antiguos cronistas, habría una desbandada tremenda. Vamos que no quedaban ni las ratas.
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